Distintos caminos el tuyo y mío, vidas unidas a otro querer,
cada noche a de volver cada quien a su nido
concientes nuestras mentes que lo nuestro no puede ser.
Caminando en silencio a la cabaña vacía testigo de nuestro amor,
no es difícil notar que es diferente este día…
el cielo cubierto con un manto gris que ha ocultado el sol
ausentes las aves, la playa vacía, el viento sopla con olor a despedida.
Un abrazo silente, una insinuante caricia…
Cae la lluvia, empapando nuestros cuerpos anclados al suelo
adhiriendo a la piel las blancas vestiduras, haciendo evidente el deseo
descubres mi pecho bañado por lágrimas de cielo,
Celebran tus pupilas mientras erguidos te invitan
a poner en contraste el frío de su paso y el calor de tus besos.
Mi espalda se arquea en apremiante ofrenda…
mis manos recorren tu mojada cabellera, las tuyas apresuran mis caderas
hasta sentir la endurecida exigencia de tu varonil estructura
un gemido al unísono rompe el ardiente silencio…
Urgidos al interior inicia la danza del amor,
en el suelo junto a las ropas, el pudor y la razón
danzan nuestras lenguas, simulando, provocando.
Corazones que se escuchan cual sonidos de tambor
tocan nuestras manos curioseando, apretando…
Invitando nuestras bocas a seguir el camino recorrido
hasta encontrar a la vez el centro del placer…
lujuriosas tus palabras que exigen total entrega
mientras la destreza de tus manos lo consigue,
para luego orgulloso adentrarte en la profundidad de mi ser.
Unidos tu cuerpo y el mío en acompasado vaivén…
excitantes jadeos que aceleran embestidas y la vos del deseo
reclamando como premio nuestros néctares, al compás y a la misma vez
hasta que el éxtasis nos deposite en los brazos de Morfeo…
Sobre la cama mi cuerpo desnudo bañado por el sol,
sobre la almohada, en el espacio que horas antes ocupaba el tuyo
donde aún queda tu olor…un silente y ultimo adiós,
adornado con una flor.
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